Contemplar la obra de Flórez de Uría (Madrid, 1.960) nos obliga a iniciar un viaje por el mundo de las emociones. No sólo hay que verla, hay que sentirla.
No encontraremos en ella nada que nos recuerde imágenes reales, pero descubriremos que en nuestro interior aparecerán sensaciones que nos llevarán inevitablemente a un mundo desconocido, intrigante, siempre atrayente, unas veces lleno de luz y otras de oscuridad.
Cada obra es una unión perfecta de luz, sombra, color, texturas, movimiento, imaginación, libertad y fuerza que consigue que el proceso de la creación artística se transmita entre el artista y el observador y es en ese preciso momento de complicidad cuando aparece el concepto de arte.
Florez de Uria es un creador y artífice con la materia, un trabajador incansable y un innovador permanente, lo cual le convierte en un valorado artista plástico contemporáneo del expresionismo abstracto.
Florez de Uria, es una persona de una gran humanidad y sensibilidad, por ello, el acontecer diario le impregna con fuerza al igual que la vida misma. De allí su necesidad de volcar en su obra todo su sentir, su percepción de la realidad y sus sueños, formando una amalgama en continuo cambio.
Cambios donde la tecnología y los nuevos materiales juegan un papel determinante en el ser humano. Nadie como Florez de Uria para entender estas transformaciones y la nueva dinámica en las cuales estamos inmersos y que él incorpora en su obra para expresar plenamente esa realidad cambiante.
En su obra integra distintos medios y soportes, donde los nuevos materiales juegan un papel protagónico. Ellos se combinan, se diluyen, se superponen en un sinfín de alternativas que le permiten crear un todo de materia expresiva.
Florez de Uria, es un artista con la sencillez del maestro, con la valentía de expresar en su obra todo su sentir y con la ambición de poder hacer su trabajo con entera libertad.
El artista desarrolla su obra a través de distintitas series: Heterogéneo, Materiales, Polímeros, Materia y muchas más. En su trabajo se puede apreciar desde un abanico de colores hasta la oscuridad con sus múltiples matices, a la vez que linealidad, orden, máxima entropía o multicapas en un momento dado.
Atributos que hacen que sorprenda, permanentemente, lo original de su obra. La cual le da al espectador un espacio para la recreación y el análisis dinámico, haciendo que cada observación nos vuelve a sorprender al producir un cambio de percepción que la enriquece. Ese feedback, obra versus observador lo convierte en un momento mágico.
Florez de Uria, sin duda, ha logrado una línea muy personal y con gran capacidad para expresar sus sentimientos, que demuestra la madurez de su trabajo y la profesionalidad alcanzada.
Miembro de VEGAP (Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos)
Miembro de AVAM (Artistas Visuales Asociados de Madrid)
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